
Aunque me obligaron a ponerle el machón de editorial, esto es un post de toda la vida. Eso sí un post feliz. Para ustedes, la presentación del no. 0 de la Revista Blogosfera Cuba.
Si quieren descargar la revista pinchen aquí para la versión ligera (2.78 mb, no tiene galerías de fotos) o pinchen acá para la versión full (9.37 mb). No obstante, pueden pasar por mi casa o por la oficina y la compartiré gustoso. Como dije una vez de ORSAI, PROHIBIDO NO COMPARTIR!!!!
Algo pasó allí. No sé si fue el aire enrarecido por tanto taller del Martin Luther King, no sé si fueron las conversaciones y las fiestas que llevaron a pactos silenciosos y perpetuos, no sé. Pero ahí ocurrió algo. Por primera vez en mi vida me sentí parte de una comunidad, de una materia multiforme más grande que mis propios intereses; por primera vez puse a un lado cualquier prejuicio para alcanzar el consenso. Consenso. Qué palabrita esa, tan en boca de académicos abigarrados y de políticos a medio tiempo. Lo cierto es que pudimos acercarnos a la unidad partiendo del criterio de que todas las opiniones merecían ser dichas, escuchadas y valoradas.
Muchos de nosotros –me consta que no fui el único– hicimos un ejercicio mayúsculo de autocontrol, aguantamos las ganas de replicar tanta tontería y amarramos los argumentos a una pata de la silla. No digo que fuera fácil; a veces nos llevó horas dar por medianamente zanjado un asunto entre tanta democracia, pero el resultado fue maravilloso. Descubrimos que si uno hace el esfuerzo por ser humilde entiende, o al menos vislumbra ciertas resonancias similares en las razones del otro. Y ese es el punto de partida para nuevos hallazgos. El otro, ese tipo insoportablemente equivocado, se nos revela como alguien que, en algún punto, tiene inquietudes semejantes a las propias, y si se tiene paciencia y voluntad, se logran cosas.
Con estos hallazgos en los bolsillos regresamos a la vida real unos días más tarde. Ahí cada uno volvió a sus particulares batallas y aunque el polvo de hadas se fue disolviendo en el camino a casa, todavía queda un poco de aquella magia flotando en el ambiente. En los días que siguieron se ha intentado institucionalizar la blogosfera, se han despertado viejas rencillas y surgido otras, pero entre tanta algarabía trabajamos por no perder la idea de hacer una revista de la blogosfera cubana. Lo confieso, no ha sido fácil entre vacaciones, dilemas personales y ocupaciones laborales poner de acuerdo a un grupo de gente para llevar a cabo esta empresa.
Cuando surgió la propuesta de hacer una revista desde los blogueros, para todos los lectores interesados, que recogiera un poco la vida que ocurre en la blogosfera cubana me pareció una tarea improbable, pero en las reuniones sucesivas, mientras fue tomando forma,
fui cavando una tumba para mis temores.
Ya sea en el sótano azul del ICAP, en la casa que está llegando al Malecón o en la siempre ubicua Internet, entre tazas de té sin azúcar y botellas de vino trasatlánticas hemos trabajado para darle forma a aquella idea que tanta pasión trajo en el Martin Luther King. Aquí
se reúnen textos grandes, medianos, aguerridos, burlescos, comprometidos, distantes, en un intento de justa cartografía del camino recorrido por la blogosfera cubana hasta nuestros días.
Este número iniciático abre con un pequeño collage que recoge algunos hitos de los encuentros extradigitales; una muestra de los post escritos a propósito del encuentro en el mes de julio en el Centro Martin Luther King, el lugar donde se fraguó todo esto; algunos de los textos más interesantes publicados en los blogs en las últimas semanas; el resumen de una tesis que aborda los usos sociales en red a través de un estudio sobre cómo 12 blogueros cubanos usan su blog. Todo esto se complementa con montones de fotografías blogueras y algún que otro texto salido del plato pero que seguro disfrutarán.
La revista tendrá una frecuencia mens… bimes… trimes… bueno, ya nos encargaremos de hacerles saber su frecuencia. Estaremos insatisfechos permanentemente porque siempre se nos habrá escapado un post magnífico, pero nos queda el consuelo de la próxima
vez. Si algo podemos afirmar es que no hubo letra ni foto ni diseño que no fuera discutido hasta el cansancio.
Algo pasó en el Martin. Y nosotros, como aquel pescador hábil de Las mil y una noches, intentamos atrapar al genio de ese algo con este número CERO de la revista Blogosfera Cuba.
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