Mensaje de un autista agradecido

Para Pamela y R.

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Hola Pamela, hola R. Uds. probablemente no se dieron cuenta, quizá hasta se molestaron conmigo por mi impavidez, pero lo cierto es que sus regalos me llegaron a lo más hondo. Un bloc de notas y una revista. Un par de regalos mínimos, sencillitos, pero que me ahogan de gratitud hacia las dos.

Pamela, cuando nos conocimos en septiembre de 2013 en Jibacoa, la empatía instintiva que sentí hacia ti no tuvo solo que ver con tu chilenitud ni tu inteligencia, sino también –sobre todo- con el hecho de que compartíamos la pasión por Orsai. Descubrir en un seminario de economistas una hincha del proyecto de Casciari me hizo sentir una confianza masónica hacia ti.

Cuando me dijiste que en tu próxima visita a Cuba me traerías un ejemplar de la revista, te lo agradecí por cortesía; me parecía uno de esos comentarios de turistas locuaces que quieren agradar. Pero ocho meses más tarde, te tuve ante mí con un número 2 de Orsai. “Perdona que te la entregue así”, me explicaste a modo de disculpa, “estaba envuelta en un papel rojo pero los de la aduana la abrieron”. Y yo, que soy torpemente parco para reaccionar ante los regalos, apenas acerté a esbozar una sonrisa medio estúpida y darte un abrazo grande. Probablemente no te diste cuenta –ni hice mucho porque te enteraras– pero me atravesaste con tu gesto.

 

R, hace unas horas, cuando llegué a la casa me encontré esta nota:

“Asere:

ya es demasiado, la tengo que soltar. Me gustaría ver tu cara y calcular si te gusta, o no tanto… Pero la vida es así.

Te quiero.

Beso,

R”

Y debajo, un bloc de notas. Clásico, sobrio, de tapas duras y hojas lisas, inmaculadas. En la portada un par de logos de la Fundación de Nuevo Periodismo. En la contracubierta una foto de Gabriel García Márquez y una frase suya: “En la carrera en que andan los periodistas debe haber un minuto de silencio para reflexionar sobre la enorme responsabilidad que tienen”.

No solo me has hecho un regalo útil, fenomenalmente útil, sino que me pones a pensar en cuántas veces olvidamos los periodistas ese mantra nuestro que es la responsabilidad social. Si lo recordáramos tal vez cambiaríamos radicalmente el panorama de la prensa en Cuba (aunque el resultado más probable es que no habría medios en Cuba, o que veríamos surgir miles de periodistas emergentes, pero al menos nosotros podríamos vivir con un poquito más de dignidad).

Otra vez, me encontré parado, incapaz de expresar mi agradecimiento, sabiéndome una cabrona piedra autista con la suerte de ir rodando por la colina y toparme con algunas de las personas más maravillosas que tiene este circo que llamamos mundo.

Les escribo esto para decirles –a ustedes y tant@s otr@s valios@s que tengo a mi alrededor– que aunque mi rostro y mis reacciones a sus actos de belleza les pudieran parecer los más insípidos del mundo, yo también las quiero,

R

Un libro a cambio de nada

suelta masiva de libros 6 de abril

La cosa es como sigue: el próximo domingo 6 de abril alguien muy ocurrente puso en Facebook la convocatoria a la Suelta Masiva de Libros, que para los que no tienen acceso a la red de Zuckerberg les dejo aquí:

«Brindar, soltar, regalar es una práctica liberadora que impulsa una dinámica perfecta: cuando damos, recibimos.

La idea es «liberar» (dejar) un libro en un espacio público (plaza, bar, transporte público, museo, etc…). Pueden participar de la propuesta todos aquellos que lo deseen liberando un libro el sábado 6 de abril de 2014 en el lugar donde vivan o se encuentren en ese momento.

Para participar, dejá un libro en un espacio público con una dedicatoria que indique:
– Que el libro es de quien lo encuentre pero que, al finalizar su lectura deberá ser liberado, para que pueda ser disfrutado nuevamente por otras personas.

¡Muchas gracias por sumarte a esta gran cruzada y compartir la iniciativa con tus amigos!»

La idea me encantó de tal manera que contacté con los organizadores del evento. Lu Di Pietro contestó a mis preguntas:

«La idea no es nuestra, ya existe desde hace un tiempo y no sé exactamente quién la empezó. Un amigo, Rodri, que está también de organizador de este evento pensó en armar una suelta masiva y me propuso que hiciéramos este evento y gratamente fue muy aceptado. Nos parece bueno (el evento) por muchas razones (…): lo importante de leer, lo hermoso de dar, lo emocionante de soltar y la incertidumbre de no saber y confiar; fomentar la solidaridad y el espiritu del compartir social y culturalmente, abrir el corazon y atravesar fronteras»

Por su parte Rodri Bristot, otro de los organizadores de la suelta masiva me comentó:

«La iniciativa de Libros Libres viene ya hace algunos años, siempre con la dinámica de soltar textos desinteresadamente para compartirlos con aquél anónimo que lo encuentre. En lo personal, lo que me impulsa a organizar este evento de Suelta Masiva, tiene que ver con una idea un poco romántica: creo que hay cosas en la vida que debieran ser gratis, como la educación y la lectura; los libros no debieran ser solo para quienes pueden pagarlos, si no que deberían ser más accesibles, que la gente los encuentre en los espacios públicos sin tener que resignar algo (dinero o trabajo) para adquirirlos.

«Me baso en mi experiencia personal (…) ya que el primer libro que leí en mi vida, fue uno que me llegó de forma inesperada. Era un libro bastante complejo para mi edad (tenía 14 años), pero lo leí en poquitos días y me marcó mucho. Creo que los libros son formadores de pensamientos y personalidades. Quizás, si no hubiese leído ese libro (y los que vinieron después), hoy mi vida sería muy distinta.

«Estoy muy conforme con la repercusión y la aceptación que tuvo la propuesta. Las redes sociales son muy poderosas para este tipo de convocatorias y fue por ellas que logramos superar límites impensados. A mí me escribió gente de Málaga, Londres y La Habana contándome sobre sus sensaciones a la hora de soltar sus libros. Me impactó y emocionó.»

Gracias a Lu, supe también de El Club de los libros perdidos, un espacio mágico donde también se cocina esta idea, y cuya página en Facebook anda rondando el millón de seguidores. Además tienen la ventaja de que su convocatoria está como en siete idiomas, así que casi todo el mundo puede sentirse incluído en el asunto.

Por mi parte ya tengo un plan. En la mañana del 6 de abril, habrán ocultos tres libros que quiero mucho pero que dejaré ir -con la pequeña e irracional esperanza de que vuelvan a mí- en el parque de H y 21, en El Vedado, La Habana). Días antes, daré algunas pistas acerca de los lugares en los que estarán escondidos y qué libros pudieran ser. Así que si a alguien le interesa conseguir un buen libro a cambio de nada, dese una vuelta por H y 21 la mañana del domingo 6 de abril.

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Llaveros

Dos amigas. Una es de sociedades de poemas ocultos, de Liubas y aguaceros. La otra es de Paseo Morning Star, de bloguerías compartidas. Una -a pesar de mis esfuerzos- se me ha escurrido en el tiempo. La otra se vuelve cada día más cercana.  Del millón de cosas que las unen mencionaré el periodismo, la Facultad de Comunicación y mi cariño.

Una me lo regaló un día cualquiera, porque sí. La otra lo hizo luego de regresar de un viaje. Uno es la recreación de esos símbolos de la Revolución y una alerta al cuidado de los bienes públicos («desde mi barrio defendiendo lo nuestro», se puede leer debajo de un dibujo). Es un objeto lleno de letras e imágenes en un fondo azul. El otro es impoluto en su sencillez, un conjunto que no necesita explicaciones y que es un símbolo en sí mismo. Uno es de acá. El otro de allá. Uno vino a salvarme de perder la entrada a mis puertas. El otro no es más que un accesorio innecesario, pero que llevo contento y orgulloso.

Dos amigas. Dos llaveros.

Mis llaves y los llaveros que me regalan Liliam Marrero (izq.) y Elaine Díaz (der,)
Llaveros