Alteraciones del orden y otras utopías (#UnLibroACambioDeNada)

suelta 14
Fotos: Fernando Medina

PROHIBIDO CRUZAR sin saber por qué lado
ir ni para qué PROHIBIDO ESTACIONARSE porque no puedes
parar la maquinaria infatigable con tu dedo
sólo porque te entró una astilla en el alma

Jorge Enrique Adoum

Cualquiera se deja caer por un parque del barrio para pasar el rato. Cualquiera se deshace de un libro que le estorba en casa. Pero cualquiera no se levanta una mañana de domingo para llegarse a un parque en el que dejará ir alguno(s) de sus libros queridos. Un libro querido es como un pariente… bueno, seamos honestos, es más que un pariente; se acerca más a esos amigos silenciosos que están ahí listos para sacarnos del apuro, sin importar cuánto tiempo llevemos sin verlos.

Realmente no tenía idea de cómo iba a reaccionar la gente a la convocatoria de la Suelta Masiva de Libros. Es muy fácil entusiasmarse con una idea en Facebook, y dar clic en “iré” y luego dormir a pierna suelta la resaca de la fiebre de sábado por la noche. Pero atravesar la barrera entre el acto digital y el físico requiere un extra de voluntad que muchos no parecen tener. Y sin embargo, el 6 de abril un grupo de gente demostró que la cultura es amor. Lo demostraron niños pequeños acompañados por sus abuelas, lo demostraron jóvenes inquietos, lo demostraron señoras y señores de las más variadas pintas y profesiones que se desperdigaron por el parque de H y 21 desde las diez de la mañana en uno de los actos más hermosos que he tenido la suerte de participar.

No fue una limpia de libreros, fue una verdadera demostración de cariño, de cariño por los libros y por el prójimo. Allí vi cambiar de dueño libros de Vallejo, Coetzee, Pessoa, Bolaño, Eco, Twain, Martínez Heredia, Faulkner; en una promiscua y deliciosa avalancha de páginas inolvidables.

Hubiera querido ver más caras desconocidas, pero fue esta una primera vez, y superó mis expectativas considerando el mínimo acceso a Internet de los cubanos. Deliberadamente eludí cualquier intento de institucionalización del evento, me intrigaba saber hasta dónde éramos capaces de movilizarnos un grupo de ciudadanos en función de una hermosa convocatoria que no requería más recursos que el infinito pero valioso deseo. El resultado fue un suceso cargado de poesía, un ensayo de lo que podríamos hacer si de vez en cuando rompemos el hielo de las iniciativas, si a cada tanto abandonamos la modorra de la silla e intentamos alguna locura para alterar el orden establecido de las cosas.

Aquí les dejo además el poema completo de Adoum, para que sirva de himno en actividades como esta:

Prohibido fijar carteles, por Jorge Enrique Adoum

Despiertas casi cadáver cuando el reloj lo ordena,
el día no te espera, hay tanto capataz que mide
el milímetro del centavo que se atrasa por ti,
bebes el café que te quedó de ayer y sales
consuetudinario PROHIBIDO CURVAR A LA IZQUIERDA
y casi PROHIBIDO PISAR EL CÉSPED y pisas el césped
porque ibas a caerte, luego avanzas, ciudadano
y durable, PROHIBIDO CRUZAR sin saber por qué lado
ir ni para qué PROHIBIDO ESTACIONARSE porque no puedes
parar la maquinaria infatigable con tu dedo
sólo porque te entró una astilla en el alma,
OBEDEZCA AL POLICÍA así es más fácil, saluda,
dí que sí, que bueno PROHIBIDO HABLAR CON EL CONDUCTOR
y quitándole dócilmente el sombrero estupefacto
PONGASE EN LA COLA anuncia tu hereje necesidad
de trabajar en lo que fuese NO HAY VACANTES,
tal vez el año próximo por la tarde, pero no te dejes
dejar para mañana lo que puedes morir hoy
y aguantas y volverás cuanto te llamen PROHIBIDO
USAR EL ASCENSOR PARA BAJAR con tus piernas,
para eso las tiene gratis desde el último accidente
NO SE ACEPTA RECLAMOS para que vayas de guerra
en guerra con tu himno nacional SONRÍA, tu banderita,
la patria a la que le debes tanto, como todos,
pero ten cuidado, imbécil: por ir pensando en tu metafísica
descosida ibas a entrar en el parque público
PROHIBIDA LA ENTRADA, zona estratégica, tú , negro,
humano, perro cívico, civil, SILENCIO, y tú sabes
que no debes PROHIBIDO PORTAR ARMAS, eso también
se sabe y tampoco los proyectos de amor, los aromas
futuros, no suena todavía la sirena de las seis
PROHIBIDAS LAS HUELGAS que es cuando puedes pensar
LEA SELECCIONES TOME COCA-COLA PROHIBIDO ESCUPIR
hombre libre de este país libre del mundo libre,
y acatas las yuntas formidables de los diarios
y agradeces: otros piensan por ti y les cuesta
para que sigas libre, no te llames PROHIBIDO
USAR EL TELÉFONO sólo para tener quién pregunte
por ti PROHIBIDAS LAS VISITAS EN LAS HABITACIONES
vayan a creer que estás enfermo, PROHIBIDO FORMAR GRUPOS,
porque tú, individuo, aislado, alicaído, con el vientre
pegado al paladar que te sabe a medalla, eres inofensivo;
mejor apágate la luz, deja para algún días los rencores,
ponte en toque de queda, métete en ti, prolóngate
durmiendo para que vuelvas a amanecer, heroico
de puro testarudo, a leer las nuevas instrucciones
para hoy como un estado de sitio: prohibido tener
libros de Marx y otros libros, prohibido llevar los cabellos
como te dé la gana, prohibido ir a China, prohibido
besarse en los parques, prohibido tener fotografías
del Che, nombrar al Che, leer al Che y otros autores,
prohibidas las faldas cortas, las películas suecas,
prohibidas las canciones de Bob Dylan, los dibujos de Siné,
prohibido hablar mal del gobierno, prohibida
la información sobre los grupos subversivos, prohibidas
todas las manifestaciones, queda prohibida la lucha
de clases ha dicho el Presidente, y siguen, aguantón
y cobarde, sólo porque el instinto, él también,
quién lo creyera, te colgó su letrero : SE PROHIBE MORIR.

Un libro a cambio de nada

suelta masiva de libros 6 de abril

La cosa es como sigue: el próximo domingo 6 de abril alguien muy ocurrente puso en Facebook la convocatoria a la Suelta Masiva de Libros, que para los que no tienen acceso a la red de Zuckerberg les dejo aquí:

«Brindar, soltar, regalar es una práctica liberadora que impulsa una dinámica perfecta: cuando damos, recibimos.

La idea es «liberar» (dejar) un libro en un espacio público (plaza, bar, transporte público, museo, etc…). Pueden participar de la propuesta todos aquellos que lo deseen liberando un libro el sábado 6 de abril de 2014 en el lugar donde vivan o se encuentren en ese momento.

Para participar, dejá un libro en un espacio público con una dedicatoria que indique:
– Que el libro es de quien lo encuentre pero que, al finalizar su lectura deberá ser liberado, para que pueda ser disfrutado nuevamente por otras personas.

¡Muchas gracias por sumarte a esta gran cruzada y compartir la iniciativa con tus amigos!»

La idea me encantó de tal manera que contacté con los organizadores del evento. Lu Di Pietro contestó a mis preguntas:

«La idea no es nuestra, ya existe desde hace un tiempo y no sé exactamente quién la empezó. Un amigo, Rodri, que está también de organizador de este evento pensó en armar una suelta masiva y me propuso que hiciéramos este evento y gratamente fue muy aceptado. Nos parece bueno (el evento) por muchas razones (…): lo importante de leer, lo hermoso de dar, lo emocionante de soltar y la incertidumbre de no saber y confiar; fomentar la solidaridad y el espiritu del compartir social y culturalmente, abrir el corazon y atravesar fronteras»

Por su parte Rodri Bristot, otro de los organizadores de la suelta masiva me comentó:

«La iniciativa de Libros Libres viene ya hace algunos años, siempre con la dinámica de soltar textos desinteresadamente para compartirlos con aquél anónimo que lo encuentre. En lo personal, lo que me impulsa a organizar este evento de Suelta Masiva, tiene que ver con una idea un poco romántica: creo que hay cosas en la vida que debieran ser gratis, como la educación y la lectura; los libros no debieran ser solo para quienes pueden pagarlos, si no que deberían ser más accesibles, que la gente los encuentre en los espacios públicos sin tener que resignar algo (dinero o trabajo) para adquirirlos.

«Me baso en mi experiencia personal (…) ya que el primer libro que leí en mi vida, fue uno que me llegó de forma inesperada. Era un libro bastante complejo para mi edad (tenía 14 años), pero lo leí en poquitos días y me marcó mucho. Creo que los libros son formadores de pensamientos y personalidades. Quizás, si no hubiese leído ese libro (y los que vinieron después), hoy mi vida sería muy distinta.

«Estoy muy conforme con la repercusión y la aceptación que tuvo la propuesta. Las redes sociales son muy poderosas para este tipo de convocatorias y fue por ellas que logramos superar límites impensados. A mí me escribió gente de Málaga, Londres y La Habana contándome sobre sus sensaciones a la hora de soltar sus libros. Me impactó y emocionó.»

Gracias a Lu, supe también de El Club de los libros perdidos, un espacio mágico donde también se cocina esta idea, y cuya página en Facebook anda rondando el millón de seguidores. Además tienen la ventaja de que su convocatoria está como en siete idiomas, así que casi todo el mundo puede sentirse incluído en el asunto.

Por mi parte ya tengo un plan. En la mañana del 6 de abril, habrán ocultos tres libros que quiero mucho pero que dejaré ir -con la pequeña e irracional esperanza de que vuelvan a mí- en el parque de H y 21, en El Vedado, La Habana). Días antes, daré algunas pistas acerca de los lugares en los que estarán escondidos y qué libros pudieran ser. Así que si a alguien le interesa conseguir un buen libro a cambio de nada, dese una vuelta por H y 21 la mañana del domingo 6 de abril.

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