Vergüenza AM

Y tú que has hecho. Ilustración: 99 estudio
Ilustración: 99 estudio.

«Chen, 50 dolares botados, beyonce no hizo nada, pero la seguridad estuvo tan terrible que yo termine en zapata y c magullado y con la rodilla pelada». El sms del Mene a las tres de la mañana insinuaba una experiencia terrible. Tres horas más tarde, imagino que con lo que sobrevivió de su orgullo, escribió esto.

Olvídense de estilo, olvídense de las depuraciones y del buen decir. Esto es una post de Alejandro Menéndez Vega escrito desde la humillación, al final de una madrugada terrible que lo quiso poner de rodillas. Pero Ale se levantará, yo lo sé, amparado en su amor por la fotografía  y esa cosa indescifrable que es ser cubano.

Tengo tanta vergüenza que no puedo respirar, me siento ante una pantalla que no puede entender lo que muestra, a golpear un teclado que no tiene la culpa y es solo por compartir y dejar ir mi pena. Creo haber perdido mi capa esta noche, me siento desnudo y débil, pero quiero luchar. Tengo la vergüenza de lo que antes me ufanaba, me han humillado como al gato que no orina en su caja de arena. Me agarraron por el cuello, me gritaron, me arrastraron ante la vista de todos, me empujaron por el pecho, me obligaron a callar y a obedecer, me hicieron bajar la mirada y levantarla luego para ver mi cara lista al llanto. Me dijeron quién soy y qué seré sin preguntarme qué creo ser. Hoy regreso de la madrugada con la garganta, la rodilla y el alma lastimada. Hoy me sentí más corto que los otros. Hoy me pisotearon en español, en cubano. Lo hizo uno de mi suelo, uno que pudo ser de mi aula, uno al que le hablaron, como a mí, de Martí, de Villena. Uno que tuvo pañoleta azul y roja. Ese con el que compartí la merienda

¿Qué me hizo al vejarme? ¿Qué dañó? ¿Por qué no quiero saber de logros o victorias? ¿Por qué confundo a uno con todos y deseo señalar con el dedo? ¿Qué rompió que ahora odio y veo enemigos? ¿Qué me pasa que hoy no logro sentirme cubano? ¿Qué puedo hacer para olvidar la herida?

Me enseñaron un carné con solo tres letras y mi voz perdió fuerza, nada de lo que dije pareció tener sentido: soy fotógrafo, estudiante del ISA, pedí permiso, no pretendo ningún daño; todo en vano, ese carné es más poderoso que cualquier argumento. Eran 5 o 6, ninguno se detuvo a entender, a notar que nos corre la misma sangre por las venas, los mismos juegos de bolas, las mismas marchas, el mismo mar. Mi novia está adentro, pagué mucho dinero para entrar, vivo en frente. -ELIGE; O TE VAS O TE LLEVO PARA LA UNIDAD – Pero… -PERO NADA, YO CON LOS HOMBRES HABLO UNA SOLA VEZ Y YA CONTIGO HE HABLADO 3 VECES- Usted me falta el respeto, ha dicho que yo no soy hombre… Aquel tipo no pudo más y mientras me decía que yo era un muchacho bocón, un contestón, me agarró por el cuello con su brazo, me trabó mis manos y me arrastró de rodillas hasta cruzar la calle, mi cámara fue al piso y también mi orgullo, atiné a decir que yo era estudiante, que mi novia, que yo no, que yo solo… Me levantó al otro lado de Paseo y me empujó contra un lada blanco, me golpeó el pecho y aquel cubano, ese hermano mío, ese que entiende como yo todo la magia de vivir en esta isla me gritó e hizo saber a todos que él sí era hombre, que con él no se juega y que yo boconcito falta de respeto soy mucho menos que él y por tanto le debo mi obediencia. Lo debo haber mirado como un perro herido mira a quién le da otro puntapié, yo no entendí por qué solo sentí pena y escuché algo rasgarse. Tan peligroso soy que se necesitó 4 personas para llevarme a la policía; un chófer, un jefe y dos a mis lados, 4 hombres y un lada solo para llevar mi vergüenza a la unidad, 4 hombres y un lada para hacerme bien pequeño. Puse mis manos bajo mis muslos, miré a mi derecha y le pregunté con la calma del resignado al hombre que me custodiaba, a mi hermano, a mi compañero del aula su nombre;- OFICIAL DEL DTI ALEXIS-

Yo me creo más que cámara piel y huesos y amor, pero no me puedo librar de la pasión de obturar. Beyonce en la Habana era algo exquisito de fotografiar, aún pagando los exorbitantes 50 cuc de cóver para entrar a su concierto con la Charanga. Perdí el dinero, Beyonce no cantó y por unas pocas fotos de la charanga me llevé esta vergüenza que trato de dejar escapar sobre las letras. Estuve 3 horas en la policía con mi impotencia martillando cada átomo, aún hieren los impactos, pero quiero creer que pasará, que la rotura es temporal, que la confusión de disipará con el café de la mañana. Al amanecer volveré a mirar sin paranoia. No me quiero volver un enemigo, un odio con camisa (por mucho que ellos lo intenten). Mañana seré cubano y aunque la rodilla me duela trataré de hacer la foto que parchee el alma, que cure la pena. Me gustaría pensar que tendré el coraje para mañana llamar a mi amigo Alexis y compartir mi merienda con él, para invitarlo a tirar un trompo y a leer un poema de Martí.