portada tesis carrasco

Por: Carlos Manuel Álvarez

En su tesis de licenciatura, Lázaro Carrasco, estudiante de quinto año de periodismo, escribe gratuitamente, sin guía metodológica alguna que lo exija, una carta a Reinaldo Arenas donde revela, entre otras cosas, que en la Facultad de Comunicación del 2013 no dejan imaginar demasiado.

Como respuesta, su tribunal esgrimió el pasado martes 11 de junio, durante el ejercicio de defensa, un argumento que parecía irrebatible. Meses antes, el estudiante había propuesto su tema, la comisión pertinente lo había aprobado, y finalmente iba a graduarse con una serie de productos comunicativos bastante controversiales: crónicas y entrevistas sobre el cruising. Esto es: los sitios de La Habana donde los gay –con su tradición subversiva y periférica- practican el sexo abiertamente. Carrasco no tenía entonces por qué acusar a la institución, magnánima y tolerante, de literal y ortodoxa.

Que la Facultad de Comunicación aceptara semejante atrevimiento, y no censurase un ejercicio de búsqueda en zonas moralmente heréticas y políticamente incorrectas, era ya un privilegio insospechado que debía tener en cuenta, y, por tanto, no portarse demasiado mal. El tribunal nunca lo dijo, pero le reprochó su ingratitud e inconsciencia. Carrasco no debía olvidar que por cosas menores Arenas había ido a prisión, y que él estuviese allí, defendiendo su tesis, treinta y tantos años después, era una evidencia innegable de progreso.

Sin embargo, pagó demasiado caro el tema. Es preferible que la Facultad se siga reconociendo como lo que es, un escenario poco conflictivo, antes que fomente el riesgo y lo deje correr, para luego -pacata y prejuiciada- perpetrar en la hora final un acto de vejación francamente imperdonable. Si la confesión de Carrasco a Arenas no parecía a priori más que un mea culpa imposible de sostener con pruebas físicas, concluido su acto de defensa resultaba todo lo contrario: una dolorosa premonición. Al estudiante le otorgarían cuatro puntos justamente porque se había largado a imaginar, porque había metido las manos en lo sucio, y estaba en el sitio equivocado para ello.

Cuatro puntos no parecerá una nota muy alarmante para alguien que desconozca los mecanismos internos de FCOM, donde, al menos en periodismo, solo las tesis extremadamente defectuosas no terminan con la máxima calificación. Cada año, decenas de estudiantes reciben cinco puntos, casi porque sí, sin mucho preámbulo ni brete, con temas infames, temas inventados, investigaciones sin vida real, análisis de asuntos que no merecen un mínimo acercamiento por una sencilla razón: no existen.

Cada año, además, otra decena de estudiantes toma sus títulos, incluso con sellos de oro, solo por haberse adentrado en temáticas dóciles, o políticamente incentivadas, no sé, la cobertura de AP durante la Crisis de los Misiles, la campaña mediática de El País contra La Habana, el uso del lead en las noticias de agricultura, y nunca, por ningún lugar, el papel reaccionario del periódico Granma, o del Noticiero Nacional de la Televisión dentro de la sociedad cubana, no digamos ya la subordinación total de la prensa al Estado y al Partido. Nadie ve eso nunca (salvo Julio García Luis). La Facultad lava sus manos y acumula en su biblioteca tesis que solo serán referentes de otras tesis, y estas, a su vez, de otras tesis, sin aplicaciones de los resultados, estudios de la academia y para la academia, la seudo-teoría por la seudo-teoría, así hasta el infinito o hasta que venga el orden y mande a detener semejante cadáver.

Obviamente, si esta es la norma de los cinco puntos, resulta indiscutible que algunas malas notas suponen más mérito que cualquier congratulación. Como me dijera hace poco un maestro que ya se ha ido: “en mis tiempos era casi glorioso recibir cuatro puntos por una tesis dizque disidente”.

De ahí que el problema no sea la calificación final otorgada a Lázaro Carrasco. Su nota es más digna que cualquier cinco de mi año (incluido el mío, que, perdónenme, es un cinco muy digno). La verdadera injuria, desde mi punto de vista, fueron los métodos de la oponencia y la posición del tribunal.

No hagamos el cuento largo. Carrasco había asomado la cabeza en un sitio peligroso, donde no la asoma ninguno de los estudiantes ni de los periodistas cubanos de hoy. Había una intención y esa intención, que supera todos nuestros provincianos límites, merecía por sí sola cinco puntos, un reconocimiento al esfuerzo. Por si fuera poco, Carrasco escribió con arte, logró testimonios impactantes, husmeó, importunó, partió de cero y regresó con una trama, con una historia*.

No había un referente, un método o una experiencia anterior a la que pudiera asirse. En Cuba no existe el periodismo contrahegemónico, no hay nadie que lo haga, podemos pasar lista en nuestras redacciones y el resultado será nulo, todos acumularán una larga experiencia en coberturas protocolares. Carrasco improvisó, salió a flote, trajo algo para mostrar, y si hubo tal mención por parte de sus jueces, entre tantos errores metodológicos señalados, fue tan insignificante que seguramente ninguno de los presentes en su defensa la recordará.

Tras varios cambios inconcebibles, le designaron un oponente experto en sexualidad, pero sin mínima idea de periodismo literario. Seguimos creyendo que el contenido es una cosa y la forma otra. Seguimos creyendo que la forma es secundaria, por eso no tenemos contenido. Las negligencias y la injusticia fueron tantas que terminaron reprochándole cuestiones ridículas. Digamos: no devolverle a los entrevistados las grabaciones. Yo quisiera saber qué tradición periodística exige eso, porque ni siquiera la tradición de la Facultad.

Casi al final, Carrasco se arrebujó en su silla y respondió, asustado, sin fuerzas, las preguntas inquisidoras del oponente. La oponencia exigía que respondiera sí o no, con monosílabos, e iba mencionando leyes (¿cuántas leyes, me pregunto, habrá violado Gunter Walraff?**), una tras otra, casi imparablemente. Por un momento llegamos a pensar que Carrasco iría preso. Era mucho el tema, y es mucho el prejuicio de los que se reconocen desprejuiciados.

No asistieron, al acto de defensa, los contumaces blogueros de la Facultad, no tenían por qué estar allí. Sin embargo, la noticia, el chisme, se ha regado como pólvora por los pasillos de Bohemia. Ojalá me equivoque, pero ninguno de los estudiantes hablará, ninguno buscará a fondo e intentará reconocer las claves del incidente más allá del morbo. Ninguno describirá los rostros indignos que puede mostrar FCOM. Andan demasiado entretenidos con la ocupación en Siria, o con los post mal escritos de Yoani Sánchez. Hablan de vejación y no reconocen la vejación y el engaño delante de sus narices.

Pero no me alarma: mi principal problema con Cuba, lo inconcebible, no es que no me entienda con sus mayores, sino que no me entiendo un carajo con la gente de mi generación. Yo ya me gradué, en semanas me largo, y durante cinco años no hice casi nada por cambiar el sino de la Facultad. Me alejé de ella, la di por perdida, sus problemas me parecieron menores, pero este no ha sido un problema menor, y he creído imprescindible mencionarlo. Le entrego, con gusto, mi cinco, mi título y mis elogios a Lázaro Carrasco, todo a cambio de su cuatro, y seguro salgo ganando.

En la Facultad hay grandes profesores, hay grandes seres humanos, pero no hay una articulación determinante de sus fuerzas. Hay estudiantes que quieren decir, pero primero, antes de ganarse cualquier nombre, antes de contar los comentarios y las visitas a sus blogs, antes de creerse que están cambiando la realidad cubana, deberán denunciar los pequeños atracos de los cuales son víctimas sus colegas de oficio y generación. Yo he llegado a pensar, tristemente, que la inmensa mayoría de los estudiantes o los recién graduados de periodismo escriben para mirarse el ombligo, o para caerle en gracia a alguien.

Hay más que una Copa de Cultura o unos Juegos Caribe en la universidad. No se puede estar todo el tiempo mirando hacia los lados, distraídos con la floritura. Si la Facultad no redimiese lo sucedido el pasado 11 de junio, si sus profesores o sus dirigentes no llamasen a Lázaro Carrasco y revisasen el tema, si los estudiantes no se agruparan y protestaran, todos, absolutamente todos, nos habremos hundido un poco más. Decenas de graduados seguirán abandonando los periódicos, y los profesores valiosos –bien que los conozco- acabarán un tanto más frustrados.

Los reductos de luz que sobreviven en Bohemia, no debieran permitir que les arrebaten de sus manos las pocas tesis valiosas, ni que el atrevimiento parezca un pecado. Deberán, con arte y sutileza, luchar contra esa otra zona y reducirla, un cónclave poblado de personas que no saben siquiera que lo pueblan, los conciliadores en su peor versión: el conservadurismo que se cree revolucionario. Yo, con el perdón de mis amigos, o más bien en nombre de mis amigos, en nombre de los profesores que se quedan, y que se baten únicamente con fe, no puedo hacer otra cosa que desearles suerte para que ganen el pulso. Al menos desde septiembre de 2008, hasta junio de 2013, la ortodoxia fue la maza, y fue el poder.

*Lo acompañó en el trayecto, justo señalarlo, su tutor Jesús Arencibia.

**El bien de social de las investigaciones de Wallraff, bien lo dijo el sabio de Daniel Salas en las clases de periodismo investigativo, era mucho mayor que el mal de las violaciones legales, por lo que sus encubrimientos son, quién lo duda, éticamente permisibles e irreprochables.

40 comentarios en “La cara oculta de FCOM

  1. Magistral tu denuncia y tu llamado. Dices exactamente lo mismo que alguna vez dije yo sobre «mi generacion» y «mis companneros de facultad»… Una vez le pregunte a una gran amiga que harian ellos, mis mejores y mas valientes amigos, si me metian presa por «revoltosa», y no tuvo otra respuesta que el silencio. Yo se que quiso decirme, «salir pa la calle a protestar», pero me respeta demasiado para mentirme de ese manera. Lo mas triste, amigo, no es el 4 de Lazaro. Como bien dices, a todos nos gustaria darle nuestros mejores y mas sudados cincos y cambiarlos por ese cuatro tan desbordado de honor. Lo mas lamentable es, en mi opinion, (dicho como alguien que paso por cosas parecidas) que nadie,(y ojala me equivocque) va a hacer absolutamente nada, no habran grandes protestas, cartas con miles de firmas al Partido, estudiantes negandose a participar en las clases, movimientos «ocupa» de la universidad… nada, ni el mas ridiculo gesto de irreverencia, de valentia y de «no me sale de las ventrechas que hagan esta basura con un colega y en MI facultad» Porque los estudiantes entienden el pronombre posesivo MI solamente en la inaguracion de los Juegos Caribes. Para eso si es MI facultad… pero para defenderla del oprobio es simplemente LA facultad. «Le dieron cuatro en la tesis a un chamaco ahi en LA facultad» … Yo estudiaba sociologia, yo trate de cambiar las cosas, yo sufri en carne propia el nivel de crueldad al que puede llegar la institucionalidad academica cubana, yo me fui pal carajo… Dicen que me rendi, y yo a ratos juego con la idea y lloro. La verdad no se si me rendi, es probable que si. Aqui sigo luchando otras luchas, combatiendo otras realidades, porque la realidad de la Universidad de La Habana se me hizo demasiado cruel. En fin, que gracias por el post, gracias por defender a Lazaro, gracias por hablar como hablas y gracias por querer, igual que yo, que al menos un estudiante se siente en la escalera con un cartel de repudio a tamanna barbarie.
    Saludos desde la tierra de los policias a caballo,
    Claudia Barrientos Batista, antigua estudiante de Sociologia de la Facultad de Filosofia, Historia y Sociologia de la Universidad de La Habana, grupo del 2008-2013.

    1. Claudia, soy Rafael (el autor de blog pero no del post). Si a ti -como a mí- tras leer esto te indignó el asunto, y te dio deseos de hacer algo, me alegra haber cedido este espacio a Carlos. Un abrazo desde este lado del Malecón.

      1. Gracias por la aclaracion Rafael. Al inicio pense que eras el autor del texto. Pero aun no siendolo, que hayas prestado tu espacio dice algo, te hace autor en cierta manera. Gracias por compartirlo!
        Otro abrazo desde por aqui arriba,
        Claudia.

  2. ¿Qué va a pasar con ese asunto?.Ha estado dando vueltas por la facultad desde que ocurrió y no conozco a Lázaro personalmente pero sé que algunos profesores de FCOM son capaces de todo. Lo peor de todo es que esto es como una plaga, no terminará este año. El próximo y el próximo los profesores como los que integraron el tribunal van a seguir intentando hacer del Periodismo un manual polvoriento de decenas de tipos de LEADS periodísticos que no ayudan a nadie a nada. Estas cosas hacen que una cada día pierda más la fe en la facultad, que es el preámbulo del Periodismo , y en el Periodismo en sí. Una verguenza muy grande para todos el que estuvieron involucrados en la decisión de la calificación, que no es realmente importante cuando se ha intentado hacer una tesis como esa, pero que, precisamente por eso, debe ser bastante dolorosa.

  3. Asi es la FCOM, contradictoria. Esa facultad tiene el record de las contradicciones. Aun no se me olvida que sancionaron a un bloguero que era profesor de alli porque de un tema supuestamente prohibido!

  4. Yo no no soy periodista, pero me toco tambien estudiar en la Universidad de la Habana en la Facultad de Computacion, y para nada la senti jamas MIA, (tal vez al observar el comportamiento de la mayoria de los universitarios de este pais), repulsion sentia. Eso que le paso a Lazaro, le ha pasado a muchos cubanos ya, de una forma o de otra, eso no es problema de FCOM, ese problema es de Cuba, aqui es asi, aqui nos hemos acostumbrado a eso, nadie hace nada cuando algo esta mal, es solo silencio y esperar, realmente «como los peces»

  5. No estoy en estos momentos en FCOM.Me faltan detalles del asunto. Coincido -como casi todo en la vida- con algunos aspectos y con otros no. Puedo confirmar que el tema en su discusión en el Dpto no presentó ninguna objeción ni suspicacia en su análisis. Conozco los prejuicios sobre estos aspectos y solo nos aseguramos de que fuera tratado con rigor. Por tanto, creo -reitero que me faltan detalles del acto mismo- que el trasforndo de cualquier discusión del asunto no es cultural en el sentido de enfoques o perspectivas de esa temática concreta. Va más allá y está puesto sobre el tapete hace mucho tiempo, solo que es dificil comprenderlo cabalmente con ausencias inllenabales. ¿La vida se acerca a la universidad o la universidad a la vida? Después de 25 años de ejercicio periodístico me parece claro, pero no es tan sencillo si lo miras desde el otro lado… Y que conste que es una polémica global. Es tan meritorio hablar de la guerra mediática como de los espacios gay ¿o no defendemos las otredades? -El otro es siempre el del frente o el del lado… con igual derecho al respeto. Coincido en que a la imaginación debería hacérsele un monumento… metodológico también ja ja ja!!!
    Sobre el ejerciccio periodístico en Cuba hoy, es harina de otro costal…

  6. Las líneas de la discordia
    Estoy casi seguro de que mi nombre no debería figurar aquí. No debería yo opinar sobre mi propio trabajo. Empero, hay algo que no ha quedado claro, un punto esencial que nadie como yo podría sentir, digamos. Yo que estoy en el ojo del huracán. Mi trabajo (e indefectiblemente yo) que es el objeto de este episodio infeliz.
    Voy directo al punto: Yo no hice la tesis para molestar a nadie en la Facultad. Y tengo el presentimiento de que si en ella no hubieran figurado las controversiales líneas por las que el tribunal me “sanciona” a una “pena” de múltiples humillaciones públicas y, finalmente, una calificación de 4 puntos (lo menos relevante de todo), esta tesis no hubiese desatado tal polémica. He aquí algunas de las líneas de la discordia, que sirvieron de prólogo a la serie de productos comunicativos sobre algunos sitios de cruising en La Habana:

    Prefacio mínimo sobre el remordimiento o Carta abierta a Reinaldo Arenas
    Si yo te hubiera descubierto antes, Reinaldo Arenas, probablemente no habría terminado haciendo una tesis sobre las «potajeras» en La Habana. Y no haber dado contigo mientras esto era solo una idea, mientras estaba a tiempo de contar tu historia y no otra, me dice que viviremos siempre proscritos al tragadero de la ignorancia, ese vacío oscuro y punzante que se nos presenta en momentos como este para mostrarnos cuan pequeños somos. Me dice que siempre tendremos cosas de las que arrepentirnos, aun cuando uno se encuentre por ahí gente que diga que no, que no se arrepiente de nada en la vida. Mentiras.
    Ha pasado un año y por culpa mía, por culpa de la ignorancia, por culpa de no haber pirateado un libro tuyo, uno de esos libros que solo se consiguen fuera de aquí si tienes la suerte de que alguien te los mande, he recorrido los tugurios más impensables de la ciudad para contarle a la gente algunas cosas que no ve.
    No me quejo. He terminado la tesis y estoy a salvo. Porque han podido, como bien sabes, matarme en el intento o cortarme una mano, como quisieron hacer dos asaltantes con aquella «loca» que, siendo despojada de su ropa en medio de la oscuridad del Parque Jurásico*, estuvo a punto de ser despojada también de su mano, cuando los delincuentes se percataron de que su flamante reloj Orient no le salía de la muñeca.
    Aquí está lo que conseguí. No pude ser tan imaginativo como tú, no porque me falte imaginación, sino porque en una facultad de Periodismo no te dejan imaginar demasiado. Bueno, para todo hay tiempo.
    Puse en el inicio, para honrarte, una cosa que escribiste: «Yo soñaba que todo el horror del mundo era un sueño». ¡Cómo me gusta esa frase! ¡Cómo me gusta esa frase! ¡Cómo me gusta…!

    ¡Volilá!. Esto fue todo. Esta es una parte del presunto agravio.
    Cuando la tesis se predefendió, hace ya un par de meses, la profesora Iraida Calzadilla (ahora presidenta del Tribunal) apostó por el tema, diciendo que era “transgresor” y que estaba de acuerdo en que fuera desarrollado. Ahora, durante la discusión, olvidaba sus propias palabras. Creo que las líneas “(…) en una facultad de Periodismo no te dejan imaginar demasiado” fueron tomadas de manera personal. Una prueba de ello es que hayan sido consideradas por algunos de los involucrados en el enjuiciamiento de la tesis como “una mordida a la mano que me abrazó, a quienes me «permitieron» desarrollar tal investigación”. Yo creo que la Facultad ganaba con una investigación así. No era precisamente yo quien tenía que dar gracias.
    Siempre supe que en la discusión de la tesis (una investigación, por supuesto, imperfecta) podía pasar algo incómodo. Es decir, sabía que el tema era controversial. Y durante una conversación telefónica (previa a la discusión) con la oponente (la periodista de Juventud Rebelde Mileyda Menéndez) había tenido un preludio de lo que sería el día 11 de junio. Mileyda decía que el tema estaba abordado desde un lenguaje “escatológico” y que en Periodismo eso era inadmisible. También dijo (y esto quedó escrito en el informe de oponencia) que literalmente se había caído de la bicicleta y se había roto un brazo mientras leía algunos episodios de mis crónicas y entrevistas.
    Hipérbole.
    No concibo tales prejuicios en una persona que dirige y edita la página sobre temas de sexualidad más periódica en nuestra prensa. Y no concibo que una persona lea un mamotreto de casi 200 páginas mientras empuja los pedales y manipula el timón de una bicicleta.
    Mileyda también dijo que El Caimán Barbudo (el medio identificado como emisor de mis productos comunicativos) no iba a publicar tales trabajos. Si El Caimán… o cualquier otro medio no es capaz de hacerlo. ¿Acaso es esta una limitación de mi tesis o de la prensa cubana?
    Dijo muchas más cosas, todas similares. Todas subjetivas. Muchas rebatibles. Luego, di respuesta a sus preguntas de oponencia, preguntas que manipulaban mi discurso, que usaban trozos descontextualizados de entrevistas para llegar aún no sé a dónde. Y más adelante, como si fuese poco, y al no tener elementos para demostrar que mi lenguaje había sido “escatológico, “vulgar”, y unos cuantos adjetivos similares, propuso hacer un sondeo de opinión entre los presentes, que consistiría (según ella misma), en un papel en el que las personas dijesen lo que consideraban “escatológico” o no. Mileyda, claro está, jamás había hecho la oponencia de una tesis. Con un poco de sentido común se habría dado cuenta de que tales métodos no tienen precedentes (hasta donde conozco) en la historia de las defensas de tesis. Quien escogió a Mileyda para que hiciese este papel, asumo, tiene más culpa de esta aberración que ella misma.
    Luego el historiador (entre otro títulos) Julio César González Pagés dijo (y esto fue particularmente doloroso) que la tesis tenía errores ortográficos. Los errores a los que se refería Pagés consistían en junturas que se crearon en algunas palabras cuando se le adjuntaron los anexos al documento final, antes de la impresión.
    Para tener una idea del ambiente hostil que en el aula 1 de la Facultad de Bohemia reinó basta con describir un matiz. Un matiz. Cuando no habían pasado dos minutos desde que yo comenzara a presentar mi trabajo, la profesora Iraida Calzadilla se levanta de su asiento para conversar con varias personas dentro del aula, interrumpiendo así la exposición. Hice silencio. Cuando hubo notado que me había desconcentrado y se lo hice saber, me dirigió un sarcástico: “! Qué pena!”. Este matiz puede parecer insignificante. Pero no lo es. No allí. No en medio de aquella tesis. Siempre se habla de respeto. De que los estudiantes deben respetar a sus profesores. Creo que también se ha de hablar de cuán necesario es que los profesores muestren también un poco de respeto hacia sus estudiantes.
    Durante la discusión hubo momentos de verdadera furia popular, en que el público en ocasiones sintió la necesidad de hacer un poco de justicia. Y el tribunal lo notó. Lo notó tanto que la presidencia decidió no darle la palabra a nadie más, aun cuando había personas que querían emitir sus criterios. Criterios contemplados en las lógicas de funcionamiento de una defensa de tesis. Evidentemente la situación se estaba volviendo incontrolable. Había muchas más cosas que decir. Y la gente se quedó con los deseos de hacerlo.
    No sé si una situación como esta tiene precedentes en la historia de la Facultad de Comunicación. Pero con esta creo que ha perdido crédito. De una manera burda e injustificada. Se habló allí de ética y se olvidaron de ponerla en práctica. Se habló allí de mesura y se olvidaron de tenerla en cuenta. Se mencionaron allí fórmulas matemáticas para el buen Periodismo y nadie comprendió tales fórmulas. Porque no las hay.
    En las noches, después del 11 de junio, he dado interminables vueltas en la cama y me he preguntado: “¿Es que no era más fácil para mí escribir sobre otra cosa, sobre algo menos “problemático”, sobre algo tibio, algo que no cuestionase demasiados poderes”? Han pasado casi 10 días con sus respectivas noches. Y sigo respondiéndome que no, que no quiero ser el hombre común, que no es mi estilo, que tengo que ser fiel a las cosas en las que creo (Así, considero, ha de asumirse el ejercicio del Periodismo).
    Y que debo mostrar comprensión hacia aquellos que, como dijo Bukowski, intentan destruir todo lo que es diferente a ellos, los que consideran su fracaso como creadores, solo como un fracaso del mundo.

    *Apelativo frecuente de uno de los sitios de sexo homosexual más frecuentados en la Capital. Está situado en las faldas de la unidad militar del Castillo del Príncipe.

    1. Dios, con lo populares que son las «potajeras» en el mundo…aclaración: con lo populares que son las «potajeras» en Cuba, considerar el tema como «transgresor» es claramente una señal de subdesarollo (no hablo de ti, obviamente; al final es cierto que nadie lo deja por escrito por temor a que le pase lo que te pasó a ti). Pero mira el lado positivo de todo esto: al final lograste lo mismo que tu ídolo Arenas. Incomprensión y controversia (y censura, claro). Yo estaría orgulloso y llevaría mi 4 como señal distintiva. La voz de la experiencia me dice que dentro de unos años lo valorarás de esta manera (o quizás ya lo hagas). Un saludo y espero un día poder leer esa tesis, cuyo tema no encuentro transgresor pero cuya existencia me regocija.

      PD: Lo de leer la tesis y caerse de la bicicleta como consecuencia de ello es un oxímoro demasiado bueno: me lo llevo a mi literatura. Prometo citarte. 😉

  7. Lachy,no sabes como lamento todo lo q ha pasado contigo,no importa el 4,es una pena q tu tribunal haya tenido esa actitud,pobre ,son huérfanos del conocimiento y la mente es un enigma,quien sabe a cuantos de ellos le gustaria estar en una potajera y le venden su alma al diablo y son los más homofobicos,he seguido todos tus pasos desde lejos,me ha dolido,no lo niego,pero mira hasta donde ha llegado tu 4 al final eres un hombre de éxito,espectacular el escrito de Carlos Manuel,como todo lo q el toca,buen amigo y valiente,un beso y pa lante

  8. Pingback: Penúltimos Días
  9. Maribel, he preferido esperar reunirnos en el Dpto para luego, públicamente, comentar mis impresiones sobre el caso. Me parece mejor hablar antes allí, frente a todos. Pero entiendo lo escrito por Carlos M. Me parece fundamentalmente cierto. De lo que dice se puede disentir, pero puedo dar fe de que lo que dice, su verdad sobre lo que allí ocurrió, merece no solo esos argumentos, sino otros que, en su tiempo y espacio, presentaré. Solo adelanto algo: es de lo más injusto que he vivido en FCOM, ya como profe, ya como estudiante. Y las reverberaciones de lo injusto, desde ese día, no cesan en mí.

  10. Profe Maribel: Partamos de un hecho. Yo hablo desde la inclusión. No es un argumento que crea definitivo, pero nosotros solemos exigirlo. Nos parece más verídico algo cuando se dice desde la inclusión, y como yo pertenezco a la Facultad, y como no me puedo zafar de la Facultad, por más que lo intente, tengo un punto a mi favor. Lo que habría que remarcar, en este caso, es el agravio personal. No ya la nota (usted seguramente sabrá que yo no creo en las notas), no ya un título o un elogio, sino un simple reconocimiento: que el ejercicio del periodismo es una práctica legítima dentro de la Facultad, y no una condena, por escabroso que resulte el tema. Yo quisiera pensar que estamos en presencia de un incidente exclusivamente casual, pero demasiadas pistas indican que no. Podemos esgrimir un dato, digamos, cualitativo. Que un tema como el cruising despierte ronchas es comprensible, no tenemos de qué avergonzarnos (si fomentamos incluso lo que nos provoca vergüenza, habremos ganado). Para eso existe también el periodismo, para incomodar. Pero si el debate se traslada al terreno personal, si ocurre, tal como ocurrió, que el ejercicio de defensa parece un ajuste de cuentas y pierde tanto su esencia académica como ética, uno tiene el derecho y la sensatez de pensar que existen prejuicios. Prejuicios tácitos, obviamente, camuflados en la expresión civilizada del diálogo, a todas luces estéril. Se sabía, lo presentía incluso el mismo estudiante, por claras incongruencias en la conformación del tribunal y la oponencia, y por muchísimas otras cuestiones, que la suerte estaba echada, no por el cinco ni por el cuatro ni por el tres ni por el dos, sino porque de antemano Carrasco temía salir de su tesis tal como salió, visiblemente humillado, con una certeza: lo que había hecho era un pecado, y esa certeza posiblemente nadie se la va a quitar. Carrasco, déjeme aclarar, no es mi amigo, es un compañero de curso, nada más. Su historia es distinta a la mía. Yo, cuando menos, he dicho y hecho cuanto he querido sin que la Facultad me ponga un dedo encima. Si no me ha abierto puertas, tampoco me las ha cerrado. No le he pedido nada extraordinario, solo tiempo, y me lo ha concedido. Ahora bien, existe otra razón que justifica la denuncia. ¿Cuántas tesis para la producción, o tesis realmente polémicas, hay por curso en FCOM? No sé. Quince tesis para la producción. Diez tesis polémicas. Me parece justo. Ninguna institución puede exigir, ni la UH ni Cambridge, que todos sus alumnos pongan el dedo en la llaga, pero, de la misma manera, ninguna institución debe condenar a los alumnos que lo ponen. Hay otra andanada de tesis, pertinentes o no, que no entrañan conflicto con el contexto socio-político cubano inmediato. Algunas no tienen por qué, claro está. Y he aquí el punto. Durante este año, a ningún estudiante se le ha señalado un error metodológico, una errata o un mal enfoque desde el tono inquisidor con que se le señaló a Carrasco, y esto, profe, es naturalmente por el tema (no diré ya por la persona, algo que no puedo aseverar). Si ahora parece que la culpa es estrictamente del tribunal y la oponencia en cuestión, y no digo yo si lo es, me temo, además, que la Facultad debe cuidar ciertas cosas, no dejar determinados ejercicios a la deriva, a la merced de un juicio injusto. Buena cantidad de tesis, inferiores a la tesis de Carrasco, tanto por riesgo como por elaboración, recibieron una considerable cantidad de elogios, y hay ahí, quiera o no reconocerlo la Facultad, falta de rigor. Yo no digo que todas las tesis que promueve FCOM sean sobre el lead de las noticias de agricultura, ni digo que no sea meritorio estudiar el fenómeno Wikileaks en El País, tal como hizo magistralmente, hace poco, Eduardo González, pero digo que cuando le pasamos raya a las cosas que nos tocan de cerca, a los temas que nos desnudan como sociedad y como proyecto, empiezan a perder credibilidad los otros asuntos. Pasa lo mismo en la prensa. Granma puede desmontar diariamente el discurso demagógico de Occidente, pero si no desmonta los distintos y casi perpetuos traumas nacionales, su discurso, inevitablemente, toque el tema que toque, se volverá un discurso demagógico, porque uno no puede subvertir su esencia primera, y yo creo que la esencia primera de la Facultad sería promover -no aceptar ni mucho menos condenar, digo promover- tesis como la tesis de Carrasco. Incluso puede que, ciertamente, la cantidad de tesis sobre el lead de las noticias de agricultura haya disminuido, y que todos o buena cantidad de estudios vayan de frente al fenómeno en cuestión. Dónde paran esos resultados. Qué se hace con ellos. ¿Alguien se preocupará ahora por aplicar, o al menos por considerar las conclusiones a las que llegó Rafael González Escalona sobre la relación entre los medios y los intelectuales cubanos? ¿A partir de los estudios de Rafa, Juventud Rebelde le abrirá una columna en la página 2 a Ambrosio Fornet? Ambos sabemos que no. Ambos sabemos que hay tesis que se hacen simplemente para salir del paso, y que las que no se hacen para salir del paso también terminan como mera justificación de un título. El título, que debiera ser el principio de una tesis, es, para los periodistas, el final. Y si desde la propia Facultad se empieza a escamotear el mérito de las tesis polémicas, no podremos culpar entonces a las políticas reguladoras o a los decisores extraperiodísticos. Mi compromiso con la Facultad es difuso, pero si a alguien le parece que la crítica severa no es un compromiso legítimo, y la autocomplacencia sí, habremos entablado un diálogo de sordos.
    Un fuerte abrazo, Carlos M.

  11. Yo no soy de los que imagina mucho, no obstante lamenté que la “sacrosanta” institución que constituye el tribunal de tesis, me negara decir lo que el desigual enfrentamiento Lázaro Carrasco-oponencia-tribunal- me hizo pensar el 11 de junio, a las tres de la tarde, en la facultad de Bohemia. Primero, coincido plenamente con la frase de que en la Facultad de Comunicación no dejan imaginar demasiado, si no es así que me preguten por El periodismo se escribe también en Braille, la primera entrevista que escribí y por la cual obtuve dos puntos, porque “estaba literariamente escrita”. Pero bueno, eso no es tan importante. Me imagino que por entrevistas como esa hacemos tan buen periodismo en los medios, nos leen tanto y la gente tenga tan buena opinión de la prensa, y en especial, de las personas que escriben periodismo en Cuba.
    Tengo que confesar que, después de todo, la tesis de Lázaro Carrasco, además de una extraña maniobra de la Facultad de Comunicación para sancionar la manera en que su autor abordó sin prejuicios, lo que, a su entender, era justo y necesario, fue una manera de dejar claro que quien manda en todos los sentidos es la academia, no importa cuan añejos, ortodoxos o descontextualizados sean sus argumentos.
    He estado en muchas tesis, en más de 30, creo, nunca vi lo que en La casa de tía. No sé qué molestó más al tribunal y a la oponencia, si el tema gay, si lo de la imaginación, si la autenticidad y el buen manejo de la palabra con que Lázaro abordó algo que pudiera parecer soez y salió una obra aguda, diferente, a tono con lo que hoy debería ser esa profesión que escogimos una vez por lo útil, por lo atractivo, por la necesidad de decir, acompañar, denunciar, o, sencillamente, por estar equivocados. No sé tampoco si perturbó la palabra sucia que en ocasiones fue necesaria porque, cómo le dices a alguien que una persona le agarra el miebro a otra si no dices que se lo estaba agarrando. Y creo, que después de todo, no se puede decir que fue sucio, porque escribir que un hombre le acaricieba sus partes a otro podría ser cuestionado. No obstante, eso fue escatológico, acepción que el autor bien se encargó de aclarar a su oponente que nada tenía que ver con el sentido que se le fue enjuiciado. Pero qué más esperar de una periodista que mientras en el Pleno Nacional de los CDR intervenía Machado Ventura, ella unía hilos en un empeño por lograr un gorro o un mantel, no sabría definir bien, como si aquello que el primer vicepresidente cubano decía ameritara menos atención que su quizá frustrado oficio de tejedora. Tengo la sensación de que la misma oponente, debajo de sus preguntas prejuiciadas, ofensivas, mal intencionadas y mal elaboradas, lamentó, de alguna manera, que el espacio en el que habitualmente habla de sexualidad no haya tratado tema tan polémico como el cruissing, que sin ser experto en el tema, me atrevería a decir, es poco conocido, mejor, casi desconocido para los cubanos que no demabulen en horarios nocturnos cerca de la potajera del Calixto García, del bosque del Clínico de 26, la Playa del Chivo o cualquier otro que ahora mismo no podría recordar. Eso, quizás, porque en Pregunte sin pena, se habla de conflictos diversos, a veces duros, pero que a la larga son tan impersonales que pudieran ser cuestionados, sin pretender hacerlo aquí. Y el argumento, también de la oponente ante el exhaustivo diagnóstico del tema que hizo el autor pudiera unirse con otro, que radica en el hecho de que siempre será mas atractivo hablar en una página de sexualidad de temas como los besos en la adolescencia, el matrimonio precoz, el embarazo en edades tempranas y similares, que si bien son necesarios, han sido tan transitados que no creo que a mi generación de periodistas, al menos los que se toman en serio la profesión, se le ocurría hacer ni una nota informativa. No obstante cuestiono también la especialización de una oponente que habla de una cultura gay; supongo que también hay una cultura heterosexual, transexual, bisexual, una cultura blanca, negra, masculina y femenina y así otras tantas maneras de asumir la existencia o sencillamente, asumirse.
    Confieso que cuando escuché la nota de Lázaro sentí vergüenza por mi tesis, que jamás tuvo el grado de investigación ni los resultados tan enjuiciadores que vi en La casa de tía. Al menos él sabe que su 4 más que una nota ha sido una revolución en el discurso mediático de la facultad e incluso de alguans instituciones que hacen periodismo en Cuba. Y más que todo, fue la clara expresion de que en la facultad los estudiantes seguirán sin poder imaginar demasiado y mucho menos si esa imaginación pretende ir contra la corriente, que pudiera entenderse como no estar de acuerdo con la suprestructura del poder o lo otro más temido, esa “sacrosanta” institucion que constituye el tribunal de tesis.

  12. Esto está todo muy mal (no tu escrito, sino los hechos que cuentas). Y ojalá fuera solo en la FCOM, así podríamos estar en presencia de un hecho aislado, pero no: en Cuba no hay periodismo contrahegemónico, ni traducción contrahegemónica, ni matemática contrahegemónica…Quizás ha evolucionado algo y en vez de prisión ahora las condenas son calificaciones de 4 pero a mí me sigue sabiendo a castigo por gusto…No veo manera de cambiarlo (me declaré pesimista en el tema hace muchísimo tiempo) así que me callaré, pero quería manifestarte mi admiración por escribir un post contrahegemónico y por defender lo que crees que es correcto (lo que es correcto, de hecho). En ese sentido – aunque no quieras – tienes al menos a uno de tu generación de tu lado.

  13. El hecho está mal, sobre todo porque primero le aprobaron el tema y luego hicieron lo que cuentas Carlos Manuel. El muchacho tiene la oportunidad de redimirse a sí mismo con el quehacer periodístico luego de graduado. De todas maneras las tesis son actos científicos, y cada una tiene sus argumentos para ser o no intereante. Auqnue las tesis sean sobre periodismo, no son periodismo, siguen siendo actividades científicas. En las tesis se pueden romper barreras y de ahí nacen excelentes resultados científicos, pero las tesis no son para improvisar. Tampoco puedes ser tan ingenuo en ese sentido. Que la búsqueda de libertad excesiva no te haga perder la objetividad. Saludos.

  14. Yo no tengo ni remotamente todos los elementos de este tema en cuestión, pero en 2009 hice también una tesis de género, exactamente análisis del discurso periodístico de IPS y Prensa Latina, mi oponente fue Dixie Edith y en el tribunal se encontraban varios profesionales de la Agencia PL, la discusión fue fuerte, porque en el 2009 y por lo visto ahora, investigar sobre construcciones sociales de género que aborden el homosexualismo, el bi y el trans, provoca ronchas, y no así una investigación de «mujeres serranas empoderadas» que es género igual… pero diferente. El tema de Lázaro pudo parecer transgresor, pero la facultad aún no lo es falta mucho para ello, tuve mi 5 pero supo amargo por excentricidades del tribunal, por paternalismos machistas y complejos infundados. Repito que no conozco ni de cerca todos los elementos de este caso pero si me parece reconocer a la misma facultad del 2009, en temas de género.

  15. ¿QUIÉN VA A PONERLE COTO A IRAIDA CALZADILLA? QUE LLEVA NO SE SABE CUÁNTOS AÑOS HACIENDO LO QUE QUIERE EN LA FACULTAD SIN QUE SE LE PONGA UN FRENO. PARECE MENTIRA. UNA PERSONA TAN BRUTA Y TAN POCO CAPAZ DECIDIENDO CALIFICACIONES EN UN EJERCICIO DE TESIS.

    1. Rox: te agradecería que utilizaras un lenguaje un poco más moderado para referirte a las personas, te caigan bien o no. Si utilizas esos términos están siendo tan extremista como los criticados en el texto de Carlos Manuel. Saludos,
      (Sirva este comentario de aclaración de que cualquier otro comentario lesivo a la dignidad de una persona será eliminado de este blog)

  16. Pues menos mal que el tema era sobre sobre cubanos pertenecientes a minorías sexuales. Porque si fuese sobre cubanos pertenecientes a minorías políticas se iba a armar una buena.

      1. Iván se llamaba el muchacho. Mmm. La Facultad siempre ha sido conservadora, y permite solo aquellas cosas que no despierten suspicacias en el Departamento ideológico del PCC. Todo lo que se diga, debe ser bien visto por los legionarios de la ideología. En la época de Cheíto decano, tuvimos la oportunidad de usar unos murales o pancartas en el portal, para escribir lo que quisiéramos (dentro de la cordura «revolucionaria»), y eso, como nos dijo el propio Cheíto en un rapto de ternura, era lo más parecido a la libertad de información que íbamos a tener…

  17. Esto que pasa en la FCOM es más viejo que la sarna. Recuerdo una tesis que en el año 95 también recibió 4 por cuestiones ideológicas disfrazadas de problemas metodológicos. En aquella se debatió agriamente sobre el quinquenio gris y la plástica de los 80, (aunque ojalá fuera un quinquenio el gris y no medio siglo). Hubo de todo, presiones de la presidenta del tribunal (que a su vez era la del PCC de la Facultad, qué casualidad!), oponente y tutora avergonzados por el despropósito, etc. Ese 4, Lázaro Carrasco lo llevará con orgullo en el futuro. Nada de que avergonzarse. Gracias a sus compañeros por dejárnoslo saber, al menos en esto sí que algo ha cambiado.

  18. La Federación Estudiantil Universitaria en FCOM puede contar con mi testimonio para cualquier análisis que promueva ante la dirección de la Facultad por este tan desafortunado episodio, y eso incluye cualquier reclamación que estime pertinente el estudiante Lázaro Jorge Carrasco, si es que esa posibilidad existe en los reglamentos de ese tipo de ejercicio académico.
    La discusión de ese trabajo de diploma fue una acto público, y todas las personas que estuvieron presentes están en todo su derecho a formarse y emitir una opinión sobre lo que sucedió, por lo cual expreso mi respaldo a Carlos Manuel por escribir la suya y al autor de esta bitácora por publicarla. Pero el problema no lo vamos a resolver en Internet, sino allí donde ocurrió.

  19. Coincido con Paquito: «el problema no lo vamos a resolver en Internet, sino allí donde ocurrió.». Leí este post de Carlos Manuel en Diario de Cuba, medio que paga la CIA, diciendo que se publica «con autorización del autor» y esoy algo sorprendido.

  20. Fernando: la autorización no la di yo, sino el autor de este blog, mi amigo Rafael González Escalona. De cualquier manera no me parece grave, ni siquiera digno de atención. Ese no es el centro del asunto: quién lo haya publicado. Yo hubiese preferido la réplica de Granma, que lo leen más cubanos, pero hasta hoy no se han expresado.
    Carlos M.

    1. JAJAJA, para estar a tono con Rafael González,: uno de los dos periódicosde Cuba, Granma en este caso,debe ocuparse de un estudiante que reclama un punto en una nota y lo atribuye a razones políticas mientras que Diario de Cuba los utiliza para atacar el país que les permitió graduarse de periodistas. ¿ese es el periodismo que aprendieron ustedes?
      JAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAY qué dolor

      1. Señor mío, nunca fue mi intención que Granma publicara nada de esto. Mi interés fue que dialogáramos sobre un suceso sucedido en nuestra Facultad, y cedí mi espacio personal a ello. Si por las razones que ellos entienden, un medio como Diario de Cuba lo difunde, me tiene sin cuidado, es su problema. El mío es que conversáramos al respecto entre las personas interesadas. No espero lecciones de juegos al enemigo ni simplezas de estilo parecido a estas alturas del partido. Para cerrar mi comentario sobre este asunto le traigo una frase de El Zorro Verbitsky sobre el periodismo de investigación (y que puede ser extendida al periodismo en general):
        “Periodismo de investigación… es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo, lo más equitativo y documentado posible. Criticar todo y a todos. Echar sal en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa, que del lado bueno se encarga la oficina de prensa; de la neutralidad, los suizos; del justo medio, los filósofos, y de la justicia, los jueces. Y si no se encargan, ¿qué culpa tiene el periodismo?”
        Por último le agradecería que no extienda su comentario a alusiones respecto al periodismo aprendido. Uno, una facultad no enseña periodismo, aporta herramientas valiosísimas -si es que la persona sabe darles buen uso-. Dos, esa idea de que alguien nos permitió estudiar… si la educación no es un derecho de su proyecto social, pare su carro que me bajo. Lo es del mío, y por eso lo vivo con alguna intensidad.

        Saludos, y espero que se recupere de su dolor.

  21. Eres un genio Rafael, quizás por eso seas incomprendido por seres inferiores como este pobre tonto: Si la educación es un derecho de tu proyecto social ¿qué haces compartiendo con quienes quieren barrer ese proyecto y todos los derechos que implica?

    1. Fernando, yo en tanto no estén en discusión esos derechos elementales, y en tanto mi interlocutor no esté hablando con argumentos irreconciliables a mi pensamiento, puedo conversar con cualquiera de casi cualquier cosa. Si así no fuera, tendría muy pocos amigos. Le recomiendo lo pruebe alguna vez. Quizá le sorprenda descubrir que sus convicciones no se tambalean. Saludos,
      R

      1. Rafael González Escalona, cará! No se trata de interlocutores, tú lo sabes y sabes todo lo demás: Hiciste una concesión al publicar esto en Diario de Cuba, lo demás son palabras para justificarlo. Eres inteligente y riguroso como para poder comprenderlo.
        Chao, pescao.

  22. Después de leer estos comentarios no creo que una estudiante de primer año de Periodismo tenga mucho que añadir.Han pasado ya varios días desde que La casa de tía se discutió.Por cosas increibles del destino,pude disfrutar de la magistral defensa de Carlos Manuel pero no de la siguiente.No me quedé el tiempo suficiente para seguir contemplando lo que hacen los verdaderos periodistas.La tesis ya la leí y confiezo que creía que después de Habana Babilonea no volverí a leer sobre temas tan valientes.
    A Rafael le agradezco que me diera la oportunidad de escribir mi comentario.
    A Carlos Manuel lo admiro.Se necesita coraje para defender a un amigo ante la injusticia, pero se necesita grandeza para criticar a quien no es justo con las personas a las que casi no conocemos.
    A Lázaro:Si me permites te voy a llamar hermano.Te voy a llamar hermeno porque lo somos todos los periodistas, pero esa no es mi verdadera razón. Te voy a llamar hermano porque me veo en tu espejo. Te voy a llamar hermano porque creo ciegamente en lo que hiciste. Te voy a llamar hermano para que mi tesis sea tan sorprendente como la tuya.No te preocupes, tu cuatro puede cambiar el mundo.
    Ojala que algún día sea tan buena periodista como ustedes.
    Saludos Gaby

  23. Varias cosas:

    1. No he leído la tesis de Lázaro, por lo que no puedo dar un criterio de 3, 4 ó 5… pero:
    2. una tesis no es literatura, ni periodismo. Una tesis es investigación, metodología, ciencia, etc.
    3. Tampoco se puede dar un CINCO por la complejidad del tema abordado, por la novedad. Si la investigación es insuficiente, mala o regular… eso es lo que debe influir en el resultado, en la nota. Claro, si es un tema complicado, novedoso pero bien abordado investigativamente, claro que debe dársele no Cinco, sino seis, y hasta siete
    4. me parece que muchos de los comentan no leyeron la tesis y, si lo hicieron, no están en condiciones de valorar
    5. me parece que los juicios de valor, las emociones, superan a todos los involucrados: desde el tribunal, hasta a los partidarios del CINCO para Lázaro.

Comenta sin pena